Mentada

Heme aquí un hombre que descubre
el animal que lleva dentro
la bestia encerrada en éste
el alma escondida en su profundidad
que resguarda un espacio vació
en donde se encontraba un corazón
un mundo una patria una nación
una familia una flor una luna
o todo aquello que nace
o nunca muere.

Heme aquí
un complejo sistema
de órganos y tejidos
de amores y desamores
de condición humana y animal
de pesadillas y sueños
de rencores y perdones
o de acciones carnales y espirituales.

Heme aquí
examinando lo que soy
lo que tengo
lo que quiero llegar a ser
lo que con el tiempo pierdo
lo que me ha vomitado
lo que he escupido
lo que cago diariamente...

Heme aquí
perdiendo el tiempo
pensando en espacios
que nunca hartaré
en características
que nunca llegaré a comprender
y en poemas que
con el tiempo
morirán quemados
que
con el tiempo
extraviaré …

Heme aquí…
Chingándome la madre…

Traduzco

Tomo las ideas más mundanas-
De Bukowski o de Huxley,
De Asimov o de Tolstoi-
Y las absorbo, las disfruto, las digiero…
Y las tranformo…
Escribo nuevos textos, versos, novelas o cuentos,
O ensayos, o tratados, o simples palabras,
Entrevistas…
Y ellos me regalan a cada uno de sus hijos,
A cada uno de sus sesos,
De sus almas…

Y los moldeo….
Y hago el amor con cada una de sus letras,
Con cada una de sus comas,
De sus guiones…
Y después las visto, nuevamente, pero con colores distintos,
Un azul a verde,
Un rojo a blanco,
Un blanco a verde…

Traduzco,
Leo,
Escribo,
Y me descubro,
Y los descubro….

Para El Aspirante a Poeta

Basta con observarnos –a los aspirantes a poetas— para darnos cuenta de la deplorable, abatida, lamentable y jodida situación en la que permitimos que nuestro “arte” se plasme en forma de versos y estrofas… No hacemos mas que chingarnos cuando escribimos del Sol, de la Luna, de las estrellas, y de cualquier mentada de madre… Es triste escribir. Sentarse y golpear teclas hasta que se mojan los pantalones y comienzan a picar las nalgas mientras se escurre el sudor a lo largo de tus piernas… Y los que hacemos poesía, comenzamos a pensar que nos sentamos sobre la mano de Dios, que los ángeles dirigen nuestras manos, y que somos admirados… Nos confundimos, deliramos, y nos sentimos orgullosos de la mierda que se escapa de nuestras bocas.

Es debido a esto que yo --amateur, principiante, triste y chingado-- me he dado a la tarea de reunir unos cuantos puntos importantes en cuanto a la actitud básica que debe tomar todo aquél que pretenda (bajo cualquier extraña circunstancia) convertirse en poeta…

1. Finalidad. Debe dejarse de pensar que uno va a trascender a lo largo de los siglos; que los niños de preparatoria, en su último año, lo van a estudiar; que tu poema será el más leído de la historia. Uno no debe escribir un poema para ser famoso ni para ser reconocido mundialmente porque, si uno comienza a ejercer con estas finalidades, uno nunca llegará a ser nada… Para ser famoso debes ser -de alguna extraña manera- popular; para ser popular, uno debe ser agradable a las masas y, lo único más desagradable que el sucio y bruto populacho, es lo que el populacho sigue y alaba… Si se quiere ser famoso, deberá dedicarse al modelaje, porque para la poesía no sirve.

2. Poesía Sacra. Debe dejarse de construir un altar, una capilla, un monumento, o cualquier otra cosa que comparta la función de alabanza en torno a la poesía. Joven o anciano aspirante, la poesía no es en lo absoluto sacra: no es la última palabra de Dios. Es tan banal como cualquier otra creación humana. El poeta no es un arcángel ni un profeta, sino un hombre más… Si quiere hablar en nombre de lo sagrado, el sacerdocio es su oficio.

3. Idea. Aspirante, dejar de pensar que la idea es lo que hace de un poema bueno o malo le ayudará a escribir adecuadamente… Sea una buena idea, una mala, o una regular, el poema va a ser una reverenda mierda si usted como poeta no logra torcerle el estómago, el corazón, o las pelotas a su querido lector. Pretendiente, lo único importante es el texto, no el pensamiento que uno tenga como autor. El escritor no es nadie si sólo maneja ideas… Todos los hombres las tienen: los feos, los brutos, los homosexuales y los retrasados mentales…

4. Soberbia del Poeta. No por escribir un par de versos y estrofas, o por hacer vomitar el lector, uno es más íntegro o mejor que ningún otro hombre. No presuma su trabajo… Si en algún momento se le pregunta acerca de la poesía, deberá decir que se desconoce incluso cómo se escribe esa palabra.

5. Críticas. Que todas sean negativas. Más vale nunca darse cuenta que se tiene talento y seguir creando que darse cuenta –cuando se lo dicen a los 16 años—que lo tiene y, en la soberbia del poeta, comenzar a escribir pura mierda… Auto criticarse y autodestruirse son las claves y el camino a seguir.

6. Método. No se rompa la cabeza, rompa todo lo demás: las palabras, la situaciones, los lectores, los corazones, los testículos, a los hombres y a las mujeres… No explote el poco cerebro que se tiene, tan sólo escriba…

7. Control sobre las palabras. Deje de intentar tomar las riendas del caballo despiadado de las palabras: nunca va a logarlo. En el momento en el que uno controle a este animal, uno va a dejar de existir… Deje que las palabras le controlen, no las piense sino siéntalas, deje que lo violen, que le arranquen la mente y que la usen a su gusto…

8. Escriba. Dejarse de mamadas como la “pluma especial” o la “computadora” ayudará a que uno sea más poeta y menos diva. Escriba donde pueda: en un coño en el motel de la esquina, en el seno derecho de una puta, en la servilleta del café del centro, en una hoja de papel negro, o –si es necesario –en la misma verga…

9. Entendimiento. Dejarse de pendejadas. Escriba un texto sencillo y fácil de entender. Que le comprenda el profesor de filosofía de la UNAM y el tipo que le despacha la gasolina en Insurgentes. Si intenta escribir cosas muy complicadas porque se siente “muy profesional”, se va a joder…

10. Sea un poeta:

• Lea poesía.
• Tenga, al menos, un vicio.
• Muera cada noche y renazca cada mañana.
• Mire a Dios a la cara e intente escupir a todo lo que cruce en su camino.
• Déjese de mamadas.
• Escriba poesía la cual, a fin de cuentas, es cualquier cosa.