Enfermo

Te sonaste durante
todo
el día.

Una
tras
otra
vez.

Parecía que
jamás terminaría
de aparecer
algo de moco
en la punta de
tu
nariz.

Después,
lloraste...

Durante toda la mañana...

Lloraste...

En la noche,
decidiste arrancarla
(tu nariz)
de tu rostro...

No fue suficiente.

Ahora, te moqueas
y ya nada lo detiene.

Tampoco puedes sonarte....

Ahora, no sólo estás enfermo,
sino además jodido.