Se Inteligente...

Trágate un pedazo de navaja,,
Delicioso bólido alimenticio sabor sangre,
Para que tu garganta se pinte
Color mierda,
Olor muerte…

O mejor aún, cuélgate del armario,
Entre todos tus zapatos, tus vestidos,
Tus calzones, tus sostenes,
Tus trajes de enfermera…
Que sea áspera la fibra,
Para que raspe tu cuello
Y tus tetas
Y tus hombros
Y te deje una marca naranja oscuro…

Puedes ir al baño,
Abrir la llave mohosa,
Resbaladiza,
Del caño que nunca limpiamos,
Lleno de pasta de dientes…
Espera a que llene y mete las manos,
Que se sumerjan también las muñecas,
Y corta con las uñas de una mano,
Las venas de la otra,
Siente el dulce y tranquilo hedor que emana de tus suaves cañerías,
Huele a pavo navideño
Y a banquete caníbal…

O atrapa una rata,
Clávale los dientes en la cola,
Prueba el platillo de la desdicha,
Servido además con un poco de carne animal
Y de sangra furiosa…
Prueba el polvo acumulado de los barrios bajos,
De los prostíbulos finos,
De los orfanatos de las afueras de la ciudad,
De los departamentos del centro…
Prueba un poco de cada hombre, de cada mujer…
De cada niño, enfermera,
Actriz, profesor,
Estudiante, artista,
Poeta, recogedor de basura…
Porque aquella rata,
Que ya has atrapado, por supuesto,
Ha comida la mierda de todos ellos…
Y de muchos más…

Coloca, pues, a este animal sobre tu estómago,
Siente la frivolidad del rechazo humano,
Siente las uñas de la falta de aseo…
Y coloca,
Sobre esta curiosa recolección de cada uno de los hombres,
Un balde de metal…
Caliéntalo…
Cuando el animal haya terminado con su trabajo,
Yo barreré lo que queda de tu cuerpo,
De tu sangre…

Suicídate,
Suicídate,
Sé inteligente y toma el atajo…

Porque mientras más temprano muramos,
Más pronto veremos a Dios…

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