Cubriste una mitad
de tu semblante
y frunciste el ceño
para que te vieran molesto,
mentando madres,
chingándote a la hija del vecino,
dándole unos buenos putazos al hombre que se tiró a tu hermana,
o tomando cerveza en la cama,
fumando en la cara de tus abuelos,
de tus hijos,
y de tus nietos...
Pero no tomaste en cuenta mi presencia,
ni la de la otra persona,
ni la de la cara que siempre te mira,
ni la del Sol,
ni la de las prostitutas en la calle...
No tomaste en cuenta mi cámara,
ni tu conciencia...
Te distrajiste un momento y nos mostraste
tu verdadero rostro,
tu verdadera índole,
tu verdadero miedo
y la reverenda y radical falta de huevos
de la que sufres...
Estás chingado y tirado a la mierda...
Además, acabo de tomarte una fotografía...
De la primera a la cuarta estrofa es un poema que ya había leído. El plagio es la vergüenza más grande entre los poetas y, entre la sociedad, se castiga con multas o cárcel; pero ¿se puede castigar a alguien que se está plagiando a sí mismo? No hagas tedioso algo tan original como lo es tu poesía.
ResponderEliminarCuando leo un poema tuyo, siento que está escrito sólo una vez... ¿Lo revisaste?, ¿lo corregiste?, no te diste cuenta que a partir de la quinta estrofa está el poema real? Hace algunos poemas te di el consejo de que nos dejaras imaginar, que tu poesía fuera poesía y no narrativa. ¿No crees que estaría mejor dejarnos imaginar las primeras cuatro estrofas para que así evites caer en repeticiones (plagiarte a ti mismo) y podamos disfrutar de un gran poema (que empiece donde tú empezaste la quinta estrofa)?
Tienes razón.
ResponderEliminarEs rara la ocasión en la que respondo a alguno de mis comentarios, y es aún más extraña aquélla en la que corrijo uno de mis textos, pero esta vez la verdad exterminó al capricho...
Tito, si te puedo llamar así, te agradezco profundamente toda la ayuda que me has brindado...
De esta forma, vuelvo a publicar el poema apoyado por tus consejos...
Espero que no te moleste que tu nombre aparezca dentro del título...
Gracias:
M.H.Z.