Tradicionalmente Indestructible

Hoy tenías que acostarte temprano, casi junto con el Sol y la vieja de la casa de en frente, pero se te fue el tiempo… Tal vez el constante y lamentable goteo del café te distrajo un poco; o bien pudo haber sido el distante olor verde del pollo; o el sarro de la llave de agua de la cocina. Deberías limpiar un poco. Mover el refrigerador debe ser entretenido. Puedes asomar tu cabezota y mirar los siete u ocho ratones muertos. Dicen que la humedad mata. Que cada una de las pequeñas gotitas que flotan en al aire comienzan a perforar tu piel; que después se internan- como inocentes huérfanos- en tus órganos; y que después ya no hay forma de expulsarlas... Cuando te das cuenta, hay una interminable procesión de peligrosos cuchillos a tu alrededor. “Mierda,” dices, “necesito cerrar las ventanas.” Y pasan las horas. No te has acostado. Tal vez fue la mugre, el peligro, o el desfile… “Pero que curioso,” te dices, “este año, la influenza se comió el desfile…” …Y te das cuenta… “¡Carajo!”

1 comentario:

  1. Falta un acento en la palabra "que" ("pero que curioso".
    Me gustó hasta que comenzó el monólogo y convocaste a la influenza. Yo lo hubiera terminado en "No te has acostado" y agregar la frase del principio: "No te has acostado... y hoy tenías que acostarte temprano". Pero ese es sólo mi gusto.

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